Escrito por: José Manuel Marín Ortiz
@joentwo
La hinchada cardenal recordará el 16 de mayo de 2013 como un día más que especial en el que luego de un partido de infarto, hemos logrado obtener un histórico paso a cuartos de final de la Copa Libertadores de América. Este resultado no sorprende a nadie, el equipo de Wilson ha tenido un proceso desarrollado en los últimos años desde el interior del equipo en donde la confianza en quienes componen el plantel y la reivindicación de una identidad albirroja han sido los ingredientes que nos permiten reconocer en Santa Fe un equipo hecho para grandes cosas que sale a ganar en todas las canchas.
Este es un equipo con un técnico que impresiona al mundo entero, con una cantera reivindicada y con figuras como la de Wilder Medina, quien hasta hace poco resultaba en el hazmerreír de la prensa deportiva por la falta de credibilidad que dan los medios a cualquier proceso de inclusión social, y que empieza a demostrar a tanto comentarista e hincha obtuso que el consumo responsable y los procesos de rehabilitación son caminos que pueden ser aún más exitosos que los desarrollados con base en el prohibicionismo y la limitación del libre desarrollo de la personalidad.
Basta recordar la selección Argentina de Passarella, quien exigió a sus jugadores tener el pelo corto excluyendo a figuras de clase mundial que hubieran podido evitar el penoso papel realizado por ellos en el mundial de 1998; o como ocurrió con Eduardo Lara quien luego de tomar acciones similares en la Selección Colombia fracaso en su camino al mundial y hoy por hoy no pasa de ser un técnico más dirigiendo equipos de la B.
Los resultados del equipo son impresionantes, ayer Gremio se veía limitado y acorralado aún con sus figuras internacionales, la prensa en Argentina y en Brasil ya ven en el rojo un equipo de temor para enfrentar y en este momento nos encontramos con posibilidades concretas para alzar la copa en los tres torneos en que el rojo participa y eso lo hemos hecho con un técnico metalero, con mechudos como Bedoya, encrestados como Roa o tatuados como Pérez, confiando en jóvenes recientemente empoderados como ocurre con Camilo Vargas y sin lugar a dudas con la humildad y esperanza que identifica a nuestra banda en todos lados.
La esperanza en el continente continúa recargada, la fe sigue intacta, y nuestro siguiente contendor ya probó la gloria del León, es el momento de soñar más fuerte y de reconocer que podemos irrespetar a los históricos de este continente.